FÁBULA EN VERSO: El niño y su cometa
Un pobre botijita se dio maña
y concretó su sueño de purrete:
consiguió armar su propio barrilete
de papel fino y armazón de caña.
Gastó, para comprar papel de seda
y varios rollos de hilo de cometa,
el capital reunido en la colecta
- ¡para el Judas! – moneda tras moneda.
Destinó a cola un trapo de cocina.
Y se robó también, apenas pudo,
la cacerola, para hacer engrudo
y - ¡por supuesto! – el tarro de la harina.
Y cuando tuvo el barrilete listo,
se fue, con un buen viento, de rabona
hasta un campito que hay en otra zona,
donde jugar tranquilo y sin ser visto.
Después de ensayos y de experimentos:
¿Qué pasará que se me viene abajo?
logró por fin, a fuerza de trabajo,
equilibrar la cola con los vientos.
Subió al fin, como un cohete, el barrilete.
Y el muchacho le dio piola sin miedo,
Hasta que tuvo sólo entre los dedos
El extremo del hilo y el carrete.
Chiquito, en la distancia, allá en la altura,
su volantín le parecía un potrillo,
y él, su jinete, sobre el cojinillo,
galopaba con él por la aventura.
Gustando el fruto de tantos desvelos,
varios afanes y no poco afán,
ni pensó que pudiera en su zaguán
colársele un ladrón desde los cielos.
Sobrevino una racha sorpresiva
que arrancó de sus dedos los controles.
¡Qué mala racha! – dijo - ¡Cara...coles!
manoteando el cordel que se le iba.
Gritó y pateó con rabia: ¡Mi cometa...!
Mas no tenía remedio su descuido.
La arrebataba el viento entre piruetas
sin acceder a llantos ni gemidos.
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