jueves, 27 de octubre de 2016


Aquí os dejo un enlace muy interesante donde se nos explica la obra del Cid. Además podéis realizar las actividades.

Cantar del Mio Cid

Actividades sobre El Cantar Mio Cid



Aquí os dejo un enlace sobre un fragmento del Cid. Debéis leerlo y hacer las actividades. En clase  tendréis que contar el resumen.

Episodio de Raquel y Vidas


jueves, 13 de octubre de 2016

                                 LA VÍBORA Y EL SAPO  


                    Decía la víbora al sapo,
                   al tiempo que lo engullía:
                       
                        Me gustás porque sos guapo.
                        Mantenés la sangre fría.
                        Dominás bien tus pasiones.
                        Y sabés – sin gritería
                        ni suscitar discusiones –
                        aceptar con alegría
                        la fuerza de mis razones.

                        Por eso es que te distingo
                        con mi aprecio y te prefiero.
                        Vos sí que sos un amigo:
                        disciplinado, tranquilo,
                        nada esquivo ni altanero....
                        Vos tenés los atractivos
                        que de un buen amigo espero.

                        Merecés que te rescate
                        del fango y la oscuridad.
                        Sos un sapo de quilates
                        y me honrás con tu amistad.

                   Y pensaba el sapo, duro,
                   ya yerto por el veneno:

                        Áspid pérfido y perjuro
                        ¡ojalá me amaras menos!
                        Porque no aprecio tu apuro
                        por liberarme del cieno.
                        Yo estaba en mi agujero oscuro
                        más feliz con mucho menos.

                   Entiende la moraleja
                   siempre nueva y siempre vieja:

                                   Quien te devora en seguro,
                                   satisfecho de sí mismo
                                   y hasta finge en su cinismo
                                   que es su apetito amor puro,
                                   mientras te masca te alaba
                                   Con tal que te quedes quieto.
                                   Hay alabanza que es baba
                                   para comerte en secreto

sábado, 8 de octubre de 2016

Ejemplo de apólogo.

El turista y el sabio
Se cuenta que en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, con la finalidad de visitar a un famoso sabio.
El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. Las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.
¿Dónde están sus muebles?, preguntó el turista
Y el sabio, rápidamente, también preguntó: – ¿Y dónde están los suyos…?
¿Los míos?, se sorprendió el turista. ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!
Yo también…, concluyó el sabio. “La vida en la tierra es solamente temporal… Sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices”. ”El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables”.



Andrea Sáiz.

                          FÁBULA EN VERSO: El niño y su cometa

Un pobre botijita se dio maña
     y concretó su sueño de purrete:
consiguió armar su propio barrilete
de papel fino y armazón de caña.
 
Gastó, para comprar papel de seda
y varios rollos de hilo de cometa,
el capital reunido en la colecta
                         - ¡para el Judas! – moneda tras moneda.                                               
            
                            Destinó a cola un trapo de cocina.
                            Y se robó también, apenas pudo,
                            la cacerola, para hacer engrudo
                            y - ¡por supuesto! – el tarro de la harina.
 
                            Y cuando tuvo el barrilete listo,
                            se fue, con un buen viento, de rabona
                            hasta un campito que hay en otra zona,
                            donde jugar tranquilo y sin ser visto.
 
                            Después de ensayos y de experimentos:
                            ¿Qué pasará que se me viene abajo?
                            logró por fin, a fuerza de trabajo,
                            equilibrar la cola con los vientos.
 
                            Subió al fin, como un cohete, el barrilete.
                            Y el muchacho le dio piola sin miedo,
                            Hasta que tuvo sólo entre los dedos
                            El extremo del hilo y el carrete.
 
                   Chiquito, en la distancia, allá en la altura,
                   su volantín le parecía un potrillo,
                   y él, su jinete, sobre el cojinillo,
                   galopaba con él por la aventura.
 
                   Gustando el fruto de tantos desvelos,
                   varios afanes y no poco afán,
                   ni pensó que pudiera en su zaguán
                   colársele un ladrón desde los cielos.
 
                   Sobrevino una racha sorpresiva
                   que arrancó de sus dedos los controles.
                   ¡Qué mala racha! – dijo - ¡Cara...coles!
                   manoteando el cordel que se le iba.
 
                   Gritó y pateó con rabia: ¡Mi cometa...!
                   Mas no tenía remedio su descuido.
                   La arrebataba el viento entre piruetas
                   sin acceder a llantos ni gemidos.

Elegía Ramón Sijé



Pinchando en este enlace Elegía, podéis escuchar la elegía de Miguel Hernández dedicada a Ramón Sijé y cantada por Joan Manuel Serrat. En clase realizaremos el comentario de texto.

viernes, 7 de octubre de 2016




Aitor Revuelta De Guzman

Fabula en verso                                     



Estaba un ratoncillo aprisionado
en las garras de un león; el desdichado
en la tal ratonera no fue preso
por ladrón de tocino ni de queso,
sino porque con otros molestaba
al león, que eEstaba un ratoncillo aprisionado 
en las garras de un león; el desdichado
en la tal ratonera no fue preso
por ladrón de tocino ni de queso,
sino porque con otros molestaba
al león, que en su retiro descansaba.
Pide perdón, llorando su insolencia;
al oír implorar la real clemencia,
responde el rey en majestuoso tono
—no dijera más Tito—: «Te perdono».
Poco después cazando el león tropieza
en una red oculta en la maleza:
quiere salir, mas queda prisionero;
atronando la selva ruge fiero.
El libre ratoncillo, que lo siente,
corriendo llega: roe diligente
los nudos de la red de tal manera,
que al fin rompió los grillos de la fiera.
Conviene al poderoso
para los infelices ser piadoso;
tal vez se puede ver necesitado
del auxilio de aquel más desdichado.


n su retiro descansaba.
Pide perdón, llorando su insolencia;
al oír implorar la real clemencia,
responde el rey en majestuoso tono
—no dijera más Tito—: «Te perdono».
Poco después cazando el león tropieza
en una red oculta en la maleza:
quiere salir, mas queda prisionero;
atronando la selva ruge fiero.
El libre ratoncillo, que lo siente,
corriendo llega: roe diligente
los nudos de la red de tal manera,
que al fin rompió los grillos de la fiera.
Conviene al poderoso
para los infelices ser piadoso;
tal vez se puede ver necesitado
del auxilio de aquel más desdichado.

ENTREMESES DE MIGUEL DE CERVANTES


  • El juez de los divorcios
  • El rufián viudo llamado Trampagos
  • La elección de los alcaldes de Daganzo
  • La guarda cuidadosa
  • El vizcaíno fingido
  • El retablo de las maravillas
  • La cueva de Salamanca
  • El viejo celoso

jueves, 6 de octubre de 2016

Este es un poema de jorge guillén titulado BEATO SILLÓN.


 - ¡Beato sillón! La casa
    corrobora su presencia
    con la vaga intermitencia
    de su invocación en masa
    a la memoria. No pasa
    nada. Los ojos no ven,
    saben. El mundo está bien
    hecho. El instante lo exalta
    a marea, de tan alta,
    de tan alta, sin vaivén.

Daniel Crespo Carbajales.

Genero teatral de tragedia.






Esta obra de tragedia fue escrita por: William Shakespeare




Otelo era un moro general del ejército de Venecia, el cual se casó con la hija de Brabancio (el senador). Éste no le aceptaba.
Otelo dice a Desdémona que declare su amor ante su padre, el dux y los senadores. Ella lo hace.
Al mismo tiempo en Chipre, Rodrigo (caballero veneciano) le confiesa a Yago (alférez de Otelo) que esta enamorado de Desdémona. Yago le dice que le va a ayudar a conquistarla.
Yago se las ingenia para hacer creer a Otelo que su novia le es infiel. Primero se produce una pelea entre Casio, Montano, Yago y Rodrigo debido a que Casio estaba borracho. Yago cuenta lo sucedido a Otelo y echa las culpas a Casio. Otelo decide que Casio no puede seguir siendo su teniente.
A partir de esto Yago convence a Casio para que hable con Desdémona y esta con Otelo, y así recupere su puesto. Con esto Yago pretende provocar celos en Otelo.
Yago sigue engañando a Otelo contándole cosas de Desdémona y Casio, pero Otelo quiere pruebas. Aún así, tienen una serie de discusiones. En una de ellas Desdémona se olvida de un pañuelo que la regaló Otelo y Emilia (esposa de Yago) lo coge.
Cuando Yago consigue el pañuelo, lo pone en la cama de Casio. Yago le cuenta a Otelo que vio el pañuelo en manos de Casio y que le oyó hablar en sueños de Desdémona. Además, ésta sigue convenciendo a Otelo para que Casio recupere su puesto, lo cual solo la trae problemas. Cuando Otelo le pide el pañuelo a Desdémona se enfada mucho porque no lo tiene.
Casio le regala a Blanca (su amante) el pañuelo de Desdémona. Cuando Otelo lo ve aumentan sus sospechas y le dice a Yago que les va a matar a los dos. Le pide a Yago que le consiga un veneno, pero éste le recomienda que la ahogue.
Yago también quiere quedar bien con Desdémona y la consuela junto con su mujer Emilia. También maldice al que hizo correr todos esos rumores falsos.
Hay una pelea entre Rodrigo y Casio. Rodrigo sale herido. Aparece Yago que hiere a Casio y huye. Luego vuelve como si no supiese nada, pregunta que ha pasado y Casio culpa a Rodrigo de haberle herido cuando realmente había sido Yago. Rodrigo muere por la herida que le hicieron.
Al final Otelo mata a Desdémona por las mentiras que le cuenta Yago. Éste y Emilia discuten porque ella se da cuenta de que todo ha sido culpa de Yago. Otelo se entera y se lanza sobre Yago quien hiere a Emilia y huye. Emilia muere.
Cuando atrapan a Yago, Otelo le hiere pero no le mata para que sufra. Luego Otelo se suicida por haber matado a Desdémona.



Hecho por:Angel Yuste

ESCRITOR DEL LAZARILLO DE TORMES

Esta obra literaria fue creada por Diego Hurtado de Mendoza


Genero Teatral de Comedia

La Reina Leona acaba de regresar del salón de belleza, en donde estuvo discutiendo con la reina tigresa, sobre cuál de las dos tiene el pelaje mejor cuidado.

-Oh, mi gran señor León, tú que te dices el rey de la selva, demuestra que eres el rey de este lugar y borra la ofensa que me ha hecho la reina Tigresa.

-Mi querida reina, ¿pero qué te ha hecho esa desdichada tigresa para que estés tan alterada?

-Oh mi rey, me ha ofendido, me ha ofendido a mí tu reina, y a toda nuestra familia.

-¿Te ha ofendido?

-Pues pagará por ello. ¡Guardias! ¡Guardias!, vengan a mí, que les habla su rey.
En eso se ven llegar los guardias de palacio, un León viejo y famélico y otro León gordo y barrigón.

-Quiero que traigan a la tigresa ante mí, de inmediato.

-Sí, su majestad –respondieron al unísono – de inmediato.
Pero el ministro Chimpancé quien entraba en el recinto le dijo al rey.

-¡Pero su majestad, no puede hacer usted eso! acaso olvida que la tigresa es una reina, no se le puede tratar como a un simple macaco campesino, esto podría provocar una guerra con el reino de los tigres. Por favor piense bien lo que hace, seguro que después de reflexionar un poco verá las cosas con más claridad.
El rey León se quedó pensando un momento…
… y al final dijo:

-Tiene razón el ministro Chimpancé, hay que pensar las cosas mejor, y no precipitarse.

-Gracias por escuchar mi consejo su majestad – dijo el ministro Chimpancé – sabía que reflexionaría.

- Así es, he reflexionado, y te agradezco que me detuvieras, de no ser por ti, habría cometido una tontería. ¡Llamen al general Gorilón de inmediato!

- Pero porqué mi señor – replicó el ministro Chimpancé- ¿para qué necesita al general Gorilón?

-¿Acaso no lo ves? Tú mismo me sugeriste que para vengar la ofensa que nos hizo la reina tigresa, habría que atacar el reino de los tigres, para eso llamo al general Gorilón.

-Pero su majestad, yo no dije eso – trató de hablar el ministro Chimpancé- yo lo que dije fue que…
En ese momento llegó el general Gorilón:

-He llegado su majestad, ¿para qué necesita mis servicios?

-Para hacer una guerra mí querido general.

- ¿Guerra?, ¡por fin una guerra!, ¿contra quién es la guerra su majestad?

-Contra el reino de los tigres, han ofendido a nuestra familia, y a nuestro pueblo.

-Bien – dijo el general Gorilón – las tropas están listas para atacar cuando usted lo mande mi señor.

-Bien, entonces atacaremos de inmediato.
Mientras tanto la reina se había retirado a sus habitaciones, y estaba mirándose al espejo.

-Maldita reina tigresa, decir que su pelaje es mejor que el mío, ja.
La reina Leona se encerró en su habitación y no permitió que nadie entrara. (De modo que no se enteró de los planes guerreros del rey León).
Mientras tanto los ejércitos del rey León estaban listos para marchar hacia el reino de los tigres, solo faltaba la orden del rey, cuando llegó un mensajero:

-¡Su majestad!, ¡su majestad!

- ¿Qué pasa mensajero? - Preguntó el rey- qué mensaje me traes.
El mensajero le contó que la reina tigresa se encontraba en palacio y quería hablar con la reina Leona:

-Su majestad, la reina tigresa está en palacio y desea ver a la reina.

- ¿Qué? ¿Acaso tienen miedo los tigres de que los ataquemos, y mandan a una hembra para suplicar la paz?
De cualquier forma el rey se trasladó al palacio, y cuando llegó le desconcertó lo que vio.
La reina Leona, estaba tranquilamente charlando con la reina tigresa.

-¡Pero qué es lo que está pasando aquí!, ¿cómo pueden estar charlando plácidamente, si estamos en guerra?

-¿Guerra? – preguntaron las dos reinas al unísono. – ¿de qué guerra estás hablando?

-De la guerra que me dijiste les declarara a los tigres por la ofensa que hicieron a nuestro reino y nuestra familia.

- Ha, esa ofensa, no te preocupes, ya está todo arreglado.

-¿Arreglado? ¿Y la ofensa? Qué pasó.

-Ha, la ofensa, fue un malentendido.
¿De qué estás hablando?

-La reina tigresa y yo estábamos en el salón de belleza y ella me comentó que los tigres tenían el mejor pelaje.

- ¿Qué? - preguntó el rey desconcertado – ¿de qué ofensa se trataba entonces?

- Bueno, dijo la reina Leona, fue un malentendido, estábamos hablando en el salón, sobre quien tiene el mejor pelaje, la reina tigresa me dijo que las tigresas tenían el mejor pelaje rallado.

- Y, ¿qué con ello?

-Pues que ella se refería a los pelajes rallados.

- No entiendo - dijo el rey aún más desconcertado- no entiendo nada de nada, ¿entonces cuál es la ofensa tan grave que me dijiste, y por la cual tengo mis ejércitos listos para atacar?

- ¿Atacar? –Preguntó la reina Leona aún más desconcertada que el rey- ¿atacar a quién?

-Al reino de los tigres, por supuesto.

-Pero ¿por qué?
Si todo fue un mal entendido entre la reina tigresa y yo. Ella me dijo que las tigresas tienen el mejor pelaje rallado, y yo creí que dijo que las tigresas tenían el mejor pelaje. Y todo el mundo sabe que el mejor pelaje de toda la selva es el mío.

-¿Qué?, ¿estabas hablando del pelaje? ¡Pero si tú me dijiste que te habían hecho una ofensa muy grave! Una ofensa para toda la familia.

- Ah, bueno, creo que exageré un poquito je je je.

-¿Un poquito?

- Bueno, dime y ¿tú por qué ibas a atacar el reino de los tigres? Lo que te dije yo no era para tanto.

-Ah, bueno, es que yo, este, verás, pues…
Mira, mejor regreso a las tropas y dejamos todo por la paz, ¿te parece?

-¡Qué!” ¿Acaso iban a atacar mi reino por una simple confusión tan boba? - Dijo la reina tigresa- ¿acaso ambos son idiotas?
En eso entró el ministro Chimpancé diciendo:

-Su majestad, su majestad, me alegro de que no haya hecho la guerra.
Entonces rápidamente el rey y la reina le echaron la culpa al ministro Chimpancé. (Haciéndose una mirada de complicidad el uno al otro). “Era preferible que sufriera un inocente ministro, a la humillación de que se conociera que los reyes de la selva habían cometido tantas tonterías en un solo día, haciendo evidente que los reyes eran un par de idiotas precipitados, quienes hacían las cosas sin pensar antes de actuar”, y entonces lo mandaron al calabozo, al tiempo que mandaban de regreso al ejército.

Esta historia tiene moraleja.
No hagas las cosas precipitadamente, y antes de decir algo, piensa lo que dices, pues puedes provocar una guerra.
Se cierra el telón.
Fin

Adrián Sierra

romance del prisionero

ROMANCE DEL PRISIONERO


Que por mayo era, por mayo, 
cuando hace la calor, 
cuando los trigos encañan 
y están los campos en flor, 
cuando canta la calandria 
y responde el ruiseñor, 
cuando los enamorados 
van a servir al amor; 
sino yo, triste, cuitado, 
que vivo en esta prisión; 
que ni sé cuándo es de día 
ni cuándo las noches son, 
sino por una avecilla 
que me cantaba el albor. 
Matómela un ballestero; 
dele Dios mal galardón. 

El romance del prisionero cuenta la tristeza de un preso cuya única alegría era un ave que cantaba al alba y ala que da muerte un ballestero. ansía la libertad y que sólo tiene como contacto con el mundo exterior un ave a la que matan. 
Tema de libertad. 

POR ALBERTO MORALES

ODA A SER FELIZ POR PABLO NERUDA

ODA AL DÍA FELIZ

Esta vez dejadme 
ser feliz, 
nada ha pasado a nadie, 
no estoy en parte alguna, 
sucede solamente 
que soy feliz 
por los cuatro costados 
del corazón, andando, 
durmiendo o escribiendo. 
Qué voy a hacerle, soy 
feliz.
Soy más innumerable
que el pasto
en las praderas, 
siento la piel como un árbol rugoso
y el agua abajo, 
los pájaros arriba, 
el mar como un anillo 
en mi cintura,
hecha de pan y piedra la tierra 
el aire canta como una guitarra.

Tú a mi lado en la arena 
eres arena, 
tú cantas y eres canto, 
el mundo
es hoy mi alma,
canto y arena, 
el mundo
es hoy tu boca, 
dejadme 
en tu boca y en la arena 
ser feliz, 
ser feliz porque si, porque respiro 
y porque tú respiras, 
ser feliz porque toco
tu rodilla 
y es como si tocara 
la piel azul del cielo 
y su frescura.

Hoy dejadme
a mí solo 
ser feliz, 
con todos o sin todos, 
ser feliz
con el pasto 
y la arena, 
ser feliz 
con el aire y la tierra, 
ser feliz, 
contigo, con tu boca, 
ser feliz.
 
                                                   Pablo Neruda

Adrián Ruiz Cogolludo

ODA A LA LECHUGA

Oh lechuga mía
Cultivada por mi abuela María,
acompañada con tomate y cebolla
la cual caliento en mi olla.

Para q esté más sabrosa
se la aliña con vinagre y aceite,
para que esta hermosa cosa
a tu lengua y paladar deleite.

Oh amada mía
De entre todas la más sana,
se te echa al pescado
o a cualquier plato combinado.

Yo te amo, yo te quiero
y en mi boca yo te espero

                                          

                                              Adrián ruiz

miércoles, 5 de octubre de 2016

Elegía

Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,
y en traje de cañón, las parameras
donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
y llueve sal, y esparce calaveras.

Verdura de las eras,
¿qué tiempo prevalece la alegría?
El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
y hace brotar la sombra más sombría.

El dolor y su manto
vienen una vez más a nuestro encuentro.
Y una vez más al callejón del llanto
lluviosamente entro.

Siempre me veo dentro
de esta sombra de acíbar revocada,
amasado con ojos y bordones,
que un candil de agonía tiene puesto a la entrada
y un rabioso collar de corazones.

Llorar dentro de un pozo,
en la misma raíz desconsolada
del agua, del sollozo,
del corazón quisiera:
donde nadie me viera la voz ni la mirada,
ni restos de mis lágrimas me viera.

Entro despacio, se me cae la frente
despacio, el corazón se me desgarra
despacio, y despaciosa y negramente
vuelvo a llorar al pie de una guitarra.

Entre todos los muertos de elegía,
sin olvidar el eco de ninguno,
por haber resonado más en el alma mía,
la mano de mi llanto escoge uno.

Federico García
hasta ayer se llamó: polvo se llama.
Ayer tuvo un espacio bajo el día
que hoy el hoyo le da bajo la grama.

¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!
Tu agitada alegría,
que agitaba columnas y alfileres,
de tus dientes arrancas y sacudes,
y ya te pones triste, y sólo quieres
ya el paraíso de los ataúdes.

Vestido de esqueleto,
durmiéndote de plomo,
de indiferencia armado y de respeto,
te veo entre tus cejas si me asomo.

Se ha llevado tu vida de palomo,
que ceñía de espuma
y de arrullos el cielo y las ventanas,
como un raudal de pluma
el viento que se lleva las semanas.

Primo de las manzanas,
no podrá con tu savia la carcoma,
no podrá con tu muerte la lengua del gusano,
y para dar salud fiera a su poma
elegirá tus huesos el manzano.

Cegado el manantial de tu saliva,
hijo de la paloma,
nieto del ruiseñor y de la oliva:
serás, mientras la tierra vaya y vuelva,
esposo siempre de la siempreviva,
estiércol padre de la madreselva.

¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla,
pero qué injustamente arrebatada!
No sabe andar despacio, y acuchilla
cuando menos se espera su turbia cuchillada.

Tú, el más firme edificio, destruido,
tú, el gavilán más alto, desplomado,
tú, el más grande rugido,
callado, y más callado, y más callado.

Caiga tu alegre sangre de granado,
como un derrumbamiento de martillos feroces,
sobre quien te detuvo mortalmente.
Salivazos y hoces
caigan sobre la mancha de su frente.

Muere un poeta y la creación se siente
herida y moribunda en las entrañas.
Un cósmico temblor de escalofríos
mueve temiblemente las montañas,
un resplandor de muerte la matriz de los ríos.

Oigo pueblos de ayes y valles de lamentos,
veo un bosque de ojos nunca enjutos,
avenidas de lágrimas y mantos:
y en torbellino de hojas y de vientos,
lutos tras otros lutos y otros lutos,
llantos tras otros llantos y otros llantos.

No aventarán, no arrastrarán tus huesos,
volcán de arrope, trueno de panales,
poeta entretejido, dulce, amargo,
que al calor de los besos
sentiste, entre dos largas hileras de puñales,
largo amor, muerte larga, fuego largo.

Por hacer a tu muerte compañía,
vienen poblando todos los rincones
del cielo y de la tierra bandadas de armonía,
relámpagos de azules vibraciones.
Crótalos granizados a montones,
batallones de flautas, panderos y gitanos,
ráfagas de abejorros y violines,
tormentas de guitarras y pianos,
irrupciones de trompas y clarines.

Pero el silencio puede más que tanto instrumento.

Silencioso, desierto, polvoriento
en la muerte desierta,
parece que tu lengua, que tu aliento,
los ha cerrado el golpe de una puerta.

Como si paseara con tu sombra,
paseo con la mía
por una tierra que el silencio alfombra,
que el ciprés apetece más sombría.

Rodea mi garganta tu agonía
como un hierro de horca
y pruebo una bebida funeraria.
Tú sabes, Federico García Lorca,
que soy de los que gozan una muerte diaria.
                                                
Autor:Miguel Hernández
ÉGLOGA A AMARILIS (Félix Lope de Vega)


En fin con los hechizos que sabía,
y un pastor extranjero le enseñaba,
que en la luna caracteres ponía,
los espíritus fieros invocaba,
las bellas luces, donde yo me vía,
y en los hermosos ojos respetaba
de Amarilis el sol, cegó de suerte,
que se pudo vengar de Amor la muerte.

Cuando yo vi mis luces eclipsarse,
cuando yo vi mi sol oscurecerse
mis verdes esmeraldas enlutarse
y mis puras estrellas esconderse,
no puede mi desdicha ponderarse,
ni mi grave dolor encarecerse,
ni puede aquí sin lágrimas decirse
cómo se fue mi sol al despedirse.

Los ojos de los dos tanto sintieron,
que no sé cuáles más se lastimaron,
los que en ella cegaron, o en mí vieron,
ni aun sabe el mismo Amor lo que cegaron,
aunque sola su luz oscurecieron,
que en los demás bellísimos quedaron,
pareciendo al mirarlos que mentían,
pues mataban de amor lo que no vían.